El Mercado Puente de Vallecas
Situado en el barrio con el mismo nombre, en la Calle Martinez de la Riva, número 4, el mercado Puente de Vallecas cubre las necesidades de 300.000 habitantes. Desde finales del siglo XIX, el barrio estuvo creciendo gracias a la llegada de la población rural, que trabajaba en las industrias lecheras ubicadas aquí. Después de la guerra civil, el número de habitantes se dobló y se empezaron a construir casas que reproducían la arquitectura de aquellas de los pueblos. Al final de los años 50, mejoran las infraestructuras y con eso, también el mercado.
Lo más importante era invertir en la salubridad y en mantener en un buen estado los productos de alimentación. El mercado fue construido por Emilio Canosa, en 1946, de piedra y ladrillo, con dos torres coronando sus esquinas. Tras sufrir un incendio, el edificio se reformó en 1959 y ha llegado hasta nuestros días.
El mercado abre sus puertas de lunes a viernes de 9 a 14 y de 17 a 20:30 horas y los sábados en horario de mañana, de 9 a 14. Cuenta con 62 puestos y fue reformado en 2007, para completar la oferta de servicios. Se abrieron 47 nuevos puestos y se construyó un aparcamiento de 59 plazas, como obras de remodelación integral realizadas dentro del Plan Municipal de Innovación y Transformación de los mercados de Madrid. Además, se pusieron en función un ascensor, tres montacargas, aire acondicionado y se renovaron los sistemas de electricidad.
Los 62 comerciantes se encuentran ubicados en tres espacios: en la planta baja, en el subsuelo y en la fachada exterior. En los años 90, junto con la llegada de una importante población emigrante, la latinoamericana, se abrieron tiendas con productos específicos de esta zona. Lo mismo pasó con la población magrebí y en total, 7 puestos de los 62 que tiene el mercado, son dedicados a los comerciantes extranjeros.
El mercado Puente de Vallecas se dedica, principalmente, a la venta de productos frescos: pescado, carnes, frutas y verduras, y ultramarinos. A este lugar vienen los habitantes del barrio, de todas las edades y el mercado se convierte no solo en un punto de compra, sino también en uno de conversación. Apostando por la diferenciación en calidad y precio, el mercado los espera con sus puestos habituales y con diversas actividades lúdicas y culturales.